¿Qué hacer con la azoospermia o la astenospermia?
La infertilidad masculina se debe con frecuencia a defectos en la calidad o cantidad de los espermatozoides. Se trata de la azoospermia y la astenozoospermia (o astenospermia).
¿Qué hacer con la azoospermia o la astenospermia?
La infertilidad masculina se debe con frecuencia a defectos en la calidad o cantidad de los espermatozoides. Se trata de la azoospermia y la astenozoospermia (o astenospermia).
La azoospermia es la ausencia total de gametos en el semen. Puede ser secretora: los testículos no producen espermatozoides o producen un número muy reducido. También puede ser obstructiva: los testículos excretan gametos, pero las vías seminales están bloqueadas e impiden su salida del aparato reproductor masculino.
La astenospermia o astenozoospermia se caracteriza por la escasa o nula movilidad de los espermatozoides. Dependiendo de su gravedad, puede dar lugar a una reducción de la fertilidad o a una infertilidad completa. Las anomalías de los espermatozoides pueden ser genéticas o adquiridas, o producirse tras una medicación o una intervención quirúrgica. ¿Cómo se diagnostican estos trastornos?
Diagnóstico de azoospermia y astenospermia
Las disfunciones de los espermatozoides no provocan ningún síntoma. Suelen detectarse durante una prueba de infertilidad. Se le ofrecerá un recuento de espermatozoides si usted y su pareja no han conseguido un embarazo tras 12 meses de relaciones sexuales regulares sin protección. Se le hará un espermograma. Esta prueba consiste en observar una muestra de esperma al microscopio. Si no se ven gametos en el eyaculado, es probable que se diagnostique azoospermia. Los espermatozoides pueden estar presentes (al menos 15 millones/ml, según las normas de la OMS de 2010).
Pero su motilidad puede estar alterada, con menos del 32% de espermatozoides con motilidad progresiva (motilidad tipo A+B). Esto se denomina astenospermia. Para confirmar el diagnóstico, debe realizarse un nuevo espermograma al cabo de tres meses. Se pueden prescribir exámenes adicionales para buscar las causas de la alteración espermática. Estos incluyen la palpación de los genitales externos, el análisis de las hormonas en sangre, la ecografía escrotal, etc.
Tratamientos existentes para la astenospermia
Cuando la astenozoospermia es moderada, se pueden considerar tratamientos de primera línea. Por ejemplo, si la falta de movimiento de los espermatozoides está causada por una infección, los antibióticos o un protocolo antiinflamatorio pueden ayudar a restablecer la movilidad normal de los espermatozoides. Puede detectarse un varicocele, es decir, una dilatación de las venas del cordón espermático que puede alterar las condiciones de desarrollo de los espermatozoides. En estos casos, se puede realizar una embolización. Se trata de una intervención cuyo objetivo es bloquear las venas dilatadas del escroto para desviar el flujo sanguíneo hacia otros vasos. A veces, la eliminación de los factores que perjudican la fertilidad masculina puede ser suficiente para resolver la astenospermia. Estos factores incluyen la exposición a sustancias tóxicas (alcohol, tabaco, pesticidas, disruptores endocrinos, etc.), el aumento de peso o la exposición al calor. También puede estar indicado un tratamiento con vitaminas, minerales, oligoelementos y antioxidantes.
Tratamientos disponibles para la azoospermia
Si tiene azoospermia no obstructiva (testículos que no producen esperma) y se ha identificado una causa hormonal, el tratamiento hormonal puede ayudar a restaurar las secreciones naturalmente necesarias para la espermatogénesis. En el caso de la azoospermia obstructiva, una operación quirúrgica puede liberar los conductos obstruidos (vasovasostomía). Si la cirugía no es una opción, el médico puede sugerir una búsqueda y recogida de esperma mediante biopsia. La recogida de gametos puede ser posible incluso en caso de azoospermia secretora. Esto es posible porque los espermatozoides pueden seguir produciéndose en una pequeña zona del testículo. Los gametos recogidos de este modo pueden utilizarse en un protocolo de reproducción médicamente asistida.
Azoospermia, astenospermia y fecundación in vitro (FIV)
Si el tratamiento de la azoospermia o la astenospermia no ha dado lugar a una producción satisfactoria de esperma (en cantidad y calidad), o si la única solución es la recogida de gametos, un procedimiento de fecundación in vitro (FIV) puede llevarse a cabo. Si sus espermatozoides tienen un mínimo de movilidad y están presentes en una concentración suficiente, se puede intentar una FIV clásica.
En el laboratorio, una muestra de tus gametos se pondrá en contacto con un óvulo de tu pareja, para que se produzca la fecundación. Si sus espermatozoides son poco móviles o se han recogido en un número muy bajo, se recomienda la FIV con ICSI (microinyección intracitoplasmática). En este caso, se inyectará un espermatozoide directamente en el ovocito, lo que maximizará las posibilidades de obtener un embrión. Este embrión, tras una fase de incubación, se transferirá al útero de su pareja.
Como último recurso, la donación de esperma
Si es imposible obtener un embrión con sus espermatozoides, o si tiene azoospermia y es imposible recoger copias de sus gametos, puede recurrir a la donación de esperma. La fecundación in vitro, con o sin microinyección intracitoplasmática, se realizará con los óvulos de tu pareja y el esperma de un donante. Los hombres que donan esperma son mayores de 18 años y se seleccionan de acuerdo con la legislación vigente.
Gozan de buena salud física y mental y se someten a una serie de pruebas genéticas para descartar el riesgo de transmisión de una patología hereditaria. Una vez recogidas, las muestras de esperma se congelan y se mantienen en cuarentena durante seis meses. Se vuelven a analizar para garantizar que no hay ningún proceso infeccioso antes de utilizarlas.
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